domingo, 16 de noviembre de 2008

Cumbre mundial sobre la sociedad de la información. Modelo para armar (Diego Levis)

En el presente artículo el autor desarrolla el planteo de que la sociedad de la información se ha ido convirtiendo a través de su historia, en un concepto teórico-práctico que alberga intereses diametralmente opuestos acerca del impacto que pueden tener las Tics en la población mundial. Estas visiones están representadas por filósofos, sociólogos, economistas, gobiernos, organizaciones no gubernamentales y miembros de la sociedad civil. En este interjuego de intereses se imponen principalmente aquellos de tipo mercantil, emanados de gobiernos de países desarrollados y empresas dueñas de industrias cibernéticas, audiovisuales y comunicacionales.
Haciendo un poco de historia, el autor señala que la idea de una sociedad de la información globalizada para todo el planeta tiene sus antecedentes en el estadounidense Norbert Wiener, quien la concibió como una circulación sin trabas de la información para todos los sectores sociales. Esta idea se continúa con los planteamientos del Japonés Yonedi Masuda, (1966) en su obra computopía, quien entendía a la sociedad de la Información, como una sociedad sin clases, libre de un poder dominante, promotora de la creatividad, el desarrollo cognoscitivo individual y la igualdad de oportunidades.
En la década del 70, las crisis económicas de los países desarrollados conjuntamente con el desarrollo de la informática, las telecomunicaciones y las ideas proféticas de algunos economistas, hacen que los países desarrollados (Estados Unidos y Francia)comiencen a ver en la sociedad de la información un camino para su crecimiento económico. Se habla de una sociedad pos-industrial cuyo recurso clave es la información, la cuál desarrollará una economía de tipo global. En este sentido las promesas de libertad, de acceso irrestricto a la información, de trasformación social y cultural originadas en los autores mencionados son utilizadas para justificar el desarrollo de programas que en última instancia tienen como intención central el desarrollo socioeconómico de determinados países y la hegemonía sobre los restantes.
Si bien los documentos elaborados por distintos especialistas y por la cumbre mundial sobre la sociedad de la información, auguran crecimiento económico y bienestar social para todos, Levis se pregunta si se puede confiar en la sinceridad de quienes al mismo tiempo que señalan estas intenciones democratizadoras son los que administran y controlan la economía del mundo. Por otro lado los datos del banco mundial indican que en el mismo período en el que las tecnologías avanzaron a un ritmo inusitado, las desigualdades sociales lejos de disminuirse se incrementaron.
Evidentemente, las Nuevas Tecnologías de la información y la comunicación no traen por sí mismas soluciones a los problemas que aquejan a la humanidad, como lo plantea la cumbre mundial sobre la sociedad de la información. Menos todavía si estos problemas están referidos a la pobreza, la exclusión social y las enfermedades pandémicas. Ni siquiera es cierto que podamos vivir mejor solamente con acceder a mas información e imágenes y estar mas comunicados, como lo plantean las visiones mesiánicas acerca de las TICs y la publicidad generada por las empresas cuyos fines son de lucro.
En este panorama, queda por apostar a los miembros y grupos de la sociedad civil que actualmente realizan un uso no mercantilizado de las TICs (como academias e instituciones educativas)y que se movilizan bajo el convencimiento de que las mismas pueden ser favorecedoras de la democratización del conocimiento, de diferentes formas de aprendizaje, de expresión y comunicación entre las personas.
Creo que en este contexto, los docentes podemos contribuir desde las escuelas a que las TICs no sean un fin en sí mismas sino un medio para mejorar la educación, utilizándolas dentro de proyectos pedagógicos que tengan como horizonte las metas educativas, en los distintos ámbitos del desarrollo de los alumnos.

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